jueves, 25 de abril de 2013

La juventud, lo viejo, lo nuevo y las "estructuras de sentimiento"

  





 Esta reflexión surgió a partir de darle vueltas a la idea de cómo está actualmente el movimiento estudiantil. Recientemente, avanzamos en algunas definiciones al respecto. Dijimos que la situación en el estudiantado universitario, tras décadas de restauración burguesa y permeada por años de la ideología dominante que vociferaba que la clase obrera había desaparecido - simplemente porque ésta se encontraba en retroceso y cargaba con el peso de varias derrotas- venía siendo bastante "insensible" a las demandas más profundas de los sectores obreros y populares. Esto se daba a la par de un particular fenómeno surgido luego del 2001: la existencia de una miríada de agrupaciones políticas que llamándose de izquierda, nueva izquierda, izquierda independiente...que por ser escéptica de las potencialidades de acción e intervención de la clase obrera, termina conformándose con el "mal menor" de apoyar las "cosas buenas", en este caso, del gobierno kirchnerista. En esa encrucijada, lejos de las "nuevas prácticas" de las que hicieron gala en su momento de apogeo, demostraron mantener los mismos métodos burocráticos que signaron a la Franja Morada y que evitan que el movimiento estudiantil se convierta en un poderoso sujeto aliado a los trabajadores y el pueblo, como se plantea aquí. Esta práctica cotidiana, rutinaria y burocrática que consiste en la administración de bares, fotocopias y por la calendárica participación electoral, viene acompañada y es creadora de una (in)sensibilidad para reaccionar ante los problemas sociales en general, o estos brutales crímenes sociales en particular, y deja mucho que desear.
   Sin embargo, la catástrofe de La Plata, Capital y parte Gran Bs. As., conmocionó no sólo al país, sino que hizo mella en ese conservadurismo social en las universidades, y cientos de jóvenes rompiendo con la pasividad llevaron la solidaridad a los afectados, al tiempo que denunciaron la complicidad de todos los estamentos gubernamentales del país, dando lugar a un potencial nuevo activismo que no se conforma con esa universidad burbuja. Se abrió una fisura en ese pensar y sentir desde la propia individualidad y el sueño de la carrera académica propiaCabe preguntarse entonces, qué hay de nuevo y qué de viejo en esta nueva forma de pensar, sentir y actuar de la juventud ante los padecimientos de los más explotados. 
   Raymond Williams, uno de los marxistas "culturales", propone en su conocido Marxismo y Literatura, el concepto de "estructura de sentimiento" para analizar y dar cuenta de un estado de la "cultura" - que se expresa de manera privilegiada en el arte y la literatura. Creemos que tal categoría,  aún dando cuenta de sus límites ya que fue pensada para el análisis y la crítica literaria, nos puede peritir algunos aspectos del fenómeno que observamos en la juventud estudiantil. No vamos a detenernos aquí en toda la complejidad del sistema de nociones que propone Williams, entre las cuales se cuentan las de "hegemonía", "tradición, formaciones e instituciones", por mencionar algunas con las cuales la idea de "estructura de sentimiento" está estrechamente ligada; sino que abordaremos un aspecto parcial de esta última noción que puede resultar productivo. Nos interesa rescatar que, tal como lo entendemos, Williams pretende elaborar con esta noción una "hipótesis cultural", cuyo valor metodológico radica en poder dar cuenta de los elementos emergentes de una nueva estructura de sentimiento, es decir, un nuevo modo "de pensar el sentimiento", "sentir el pensamiento" (y de allí, agregamos nosotros, actuar), antes de que dicha estructura esté "consolidada", formalizada, clasificada y sea reconocible en nuevas instituciones o formaciones sociales. 
   El autor se está refiriendo con este nuevo término a "una experiencia social que está en proceso y que a menudo no es reconocida verdaderamente como social, sino como privada, idiosincrática", en su momento de germen y antes de que pueda ser reconocida concientemente por los actores sociales que actúan de acuerdo con ella. Es algo así como un "espíritu de época" que recorre a una generación o período histórico. El crítico británico escoge además el término "sentimiento" para su concepto, con el propósito de diferenciarlo del término "ideología" (entendida como la conciencia social - ideas, valores, representaciones- determinada por la vida material). Así, Williams se refiere a los modos en que los hombres y mujeres perciben su sociedad en diferentes épocas al mismo tiempo que a los "elementos afectivos de la conciencia y las relaciones", al pensamiento "tal como es sentido y el sentimiento tal como es pensado". La estructura del sentimiento es descrita como "experiencias sociales en solución" que no pueden ser del todo percibidas en un momento "contemporáneo" del análisis, y difieren de las estructuras de sentimiento correspondientes a períodos pasados, cuando todos sus elementos se han "precipitado", son más claramente asequibles. 
    La productividad del concepto, en este caso creemos que, radica en la posibilidad de pensar si en la Argentina, de la mano del fin de ciclo K y con la aparición de la clase obrera como sujeto (aunque lo más visible sean las burocracias como expresión distorsionada de la nueva situación), no empiezan a existir elementos que forjen una nueva estructura de sentimiento, en este caso en particular, en el movimiento estudiantil. Esto sería así, ya que al decir de T.Eagleton, Williams fue un teórico "próximo al marxismo", y esa cercanía se basó en que aunque se concentre en los fenómenos de la cultura, nunca deja de considerarlos estrechamente ligados a las condiciones materiales y los procesos de la lucha de clases. De este modo, Williams plantea que toda nueva estructura del sentimiento está estrechamente vinculada al surgimiento de una nueva clase social, a las rupturas entre sectores de una misma clase o bien, a la disputa misma entre las clases sociales fundamentales.
  Venimos marcando que existe un proceso de ruptura de sectores del movimiento obrero con el gobierno nacional, que se expresa en diferentes fenómenos, desde la ruptura de Moyano (una expresión distorsionada) hasta una nueva militancia obrera en las fábricas y en la juventud trabajadora. Este proceso que avanza en las fábricas y establecimientos todavía es inicial e impacta poco en las masas estudiantiles, adormiladas por el "combo" de años de crecimiento económico y mecanismos de cooptación desde la Academia. Podríamos decir, que en esa "estructura del sentimiento" aún son dominantes los elementos conservadores de una época pasada (así se expresa en términos de masas), que deviene en que sean todavía una minoría, los que se conmuevan con las miserias engendradas por la explotación capitalista, los festivales de subsidios, coimas, dinero lavado de empresarios y gobernantes. Son estas ideas perdurables de la "miseria de lo posible", de la imposibilidad de pensar un horizonte revolucionario a pesar de que ya vamos por el 5 años de una histórica crisis capitalista que actualiza las premisas de la revolución obrera y, como decíamos arriba, del lastre del "sálvese quien pueda" de los '90; ideas que permean inclusive en los sectores más activos y conscientes. Estos son los residuos - aunque perdurables- de un período que a nivel mundial comienza a ser dejado atrás y al que se ha denominado restauración burguesa. No obstante, toda nueva estructura de sentimiento, dirá Williams, posee elementos residuales, arcaicos (originarios de viejas estructuras de sentimiento) y emergentes.
  La hipótesis que aventuramos es si aquello que se evidenció con cientos de estudiantes solidarizándose y reaccionando con odio ante la desidia capitalista que se cobró más de 60 muertos por las inundaciones, pueden ser parte de los elementos emergentes de esta nueva etapa, donde la clase obrera comienza a reaparecer luego de décadas como sujeto y donde el "momento politicista" del estatalismo K, se desgasta ante la evidencia de los escasos cambios reales. ¿Es posible pensar que esas sensaciones de odio, bronca, dolor por la pérdida de vidas obreras, sean el elemento que por encontrarse "en solución" (Williams) aún no es percibido fácilmente? ¿Es más extendido de lo que podemos constatar hoy, lo cual implica que haya miles de estudiantes a los que se les revuelvan las tripas ante estos crímenes obreros, sean estruendosos como las masacres de Once y La plata; o bien silenciosos, como la de los obreros de la construcción en Córdoba o las mujeres muertas por abortos clandestinos? 
   ¿Qué elementos nuevos (emergentes), residuales y arcaicos encontramos hoy en lo que podrían ser estructuras de sentimiento "en transición"? ¿Se está dejando atrás una estructura de sentimiento signada por el individualismo y moldeada por los años de crecimiento económico de la década pasada, pero que se combina a la vez con un sentimiento igualitario que se expresó en la conquista de algunos derechos democráticos como el matrimonio igualitario o la ley de identidad aunque sea sobre la base de mantener en la más profunda exclusión y miseria a millones de trabajadores precarizados, en negro?
   Podríamos arriesgar que, quizás, esta nueva estructura de sentimiento combine elementos residuales de la década "post-2001", signado por el rechazo a los aparatos y las viejas estructuras burocráticas (sean estatales, partidarias, estudiantiles u obreras) junto con el novedoso rechazo a las miserias impuestas por el capitalismo argentino en su versión para nada "nac & pop". 
  Si la situación política nacional posee un carácter transitorio, es de esperarse que en la "sensibilidad" y las "ideas" de la etapa, también aparezcan elementos contradictorios "en solución". La pelea para que esos elementos emergentes de una nueva sensibilidad se vuelvan conscientes y decanten en una nueva "estructura de sentimiento" que implique que cientos de nuevos compañeros y compañeras en todo el país se sumen a la tarea revolucionaria de construir un partido enraizado en la clase obrera y la juventud, en vista de los próximos combates, es imperiosa. O, por lo menos, esa es nuestra apuesta.


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